lunes, 30 de enero de 2017

Que sea rock

Escuché a dos pibes mientras hablaban de Saúl. Tendrían 15 o 16 años y charlaban en un tono que yo conocía muy bien, atrás mío, en un microbus que cruzaba el sur de la ciudad de México. Durante un largo rato estuve sin verles las caras, hasta que me di vuelta, descaradamente. Una miradita rápida y volví la cara a la ventanilla. Pero empecé a espiar la charla mucho antes de ver sus caras y su pertenencia social, que se me dibujo como de clase media baja. Y me asombró, porque para mí el rock era en la ciudad de México un asunto de universitarios. Claro, me olvidaba del Tri y de tantas bandas más, pero bueno, una ve lo que ve. (Algún día debería escribir sobre mi visita al cine a ver la película de Alex Lora)
Volviendo al punto, la charla de los muchachos giraba sobre el tal Saúl, que había reaparecido después de no se cuántos años de estar ausente en la escena musical. Hablaban de una banda que se había separado, y rondaban versiones que no entendí. Nunca mencionaban a la banda: claro, no necesitaban hacerlo. No recuerdo mucho más del contenido de esa charla que escuché hace 13 años atrás.Pero presentí que Saúl dijo entonces cosas que no había dicho antes, y los pibes estaban emocionados. Uno dijo que lloró o casi lloró cuando dijo tal cosa. Y el otro que se moría si volvían a tocar juntos. Y también dijo o dijeron que ese buey tenía verdad. Y lo dijeron de una manera...que casi lloro yo, que no conocía a Saúl, ni a la banda, ni lo que dijo.
En realidad, yo habia escuchado a Saúl, pero no sabía que se llamaba así. Pensaba que banda podía despertar en México esos sentimientos tan hondos. Tan lejos de mi casa, y aturdida por las diferencias entre la cultura rock mexicana y la mía, vibré en esa charla con ese tipo de amor por el rock (o el pop, no es el punto) tan familiar en mi vida, en mi barrio, en mi país. Me arrolló la empatía. Imagine a esos pibes escuchando una radio tal como lo hacía yo a los 14 años, pasando las noches con la oreja pegada a la vieja Sharp y moviendo la antena para sintonizar bien la Rock and pop en La Plata, en los finales 80. Sí, ya sé, el mundo como ombligo y donde vamos a parar. Perdón.
Cuando pude googlear Saúl fue Saúl Hernandez, cantante de Caifanes y Jaguares. Bandas que había escuchado esporadicamente y que no me entusiasmaban ni me entusiasman demasiado. Google me enseña que el regreso de Caifanes fue finalmente en 2010. Aunque mi charla debe haber sido en el 2003, casi seguro porque recuerdo que era un microbus que me dejaba cerca del Metro Ejército del Norte, cerca de Eje Central. (siempre me asusta mi memoria). No me hice fan de Caifanes , ni mucho menos, pero jamás pude olvidar ni confundir la voz de Saúl, una de las más personales voces del rock en español-
https://www.youtube.com/watch?v=1SqY84dpkjk

lunes, 12 de septiembre de 2016


Fora Temer

Estoy triste. Seguí a medias el proceso contra Dilma en la televisión. Los argumentos asquerosos de la oposición, constrastando con sus respuestas claras, elocuentes. Igual no había esperanzas ni sorpresas. Desde hace meses. La ví digna, entrando en la historia frente a la infamia. Creo que por primera vez en la vida la palabra infamia no me sonó pretenciosa. Sino ajustada, precisa. Me escapo a dar unas vueltas al mediodía. Es un día de lluvia. La vuelta me distrae, casi me alegra. Al atardecer, vuelvo a este lugar que llamo casa y me conecto y vemos la tele y escucho a Dilma y salgo corriendo para la marcha en Cinelandia. Las Mujeres Platenses vamos a escribir algo y voy a intentar unas fotos. Una excusa para explicar esas ganas de mover. No tenía expectativas con la marcha. Fui a varias marchas contra el golpe en estos meses en Río y siempre sentí que éramos pocos. Siempre sentí que no alcanzaban. Y no. Aún tiene que amasarse la resistencia contra estas nuevas formas de la vieja violencia de siempre. Del odio al pueblo, del racismo. Y llego al lugar tarde. Me desencuentro con Vital. Y la marcha ya se había movido. Encuentro algunas personas sueltas frente al Palacio Municipal. La marcha ya no se ve y esta lejos. Y estoy sola y es de noche, así que decido no alajarme mucho de las calles cercanas al metro y me quedo por ahí. Puteando con una docena de personas en los televisores de los bares. Hay gritos, arengas. Pero somos pocos. Luego me entero que la marcha grande fue bastante nutrida. Pero ahora soy yo, ahí, desencontrada con Vital. Y triste. Y sacó fotos y camino un poco pero sigo sin alejarme mucho de la zona del metro, esta oscuro y no me animo a arriesgarme por calles laterales. De pronto, se acercan 3 chicas. Se alternan para gritar Fora Temer en esas calles llenas de restaurantes en los que ya nadie parece ocupado en el golpe, sino en el partido de Flamengo. Lxs pibes gritan desquiciados, con desesperación. De a uno, como ahorrando potencia vocal. Cuando pasan junto a mí los miro de arriba abajo. Una chica de negro que luego sabré que se llama Ursula, una flaquita medio pelirrojo con calzas y shorts negros. Y una chica de pelo corto casi punk, muy flaca, casi andrógina. Van vestidos raros. Y si a esos looks le sumamos los gritos desaforados, se completa el conjunto. Son anarcos, pienso. Un par de pasos en silencio y luego se siguen alternado para gritar Fora Temer, Temer golpista en esas calles en las que ya nadie protesta. Los sigo. Pienso, por ahí seguirlos me lleva a la marcha grande, o hacia algún lugar donde pueda sacar fotos o ver algo digno de ser visto.. Me pego a ellos por que cada vez las calles están más vacías. Todavía no nos miramos, yo voy detrás, y parecen sí, una pequeña orda punk, que aulla contra la infamia golpista. Cuando no están gritando, conversan y se rien. Me doy cuenta que están llendo por un lugar que me acerca a mi casa. Pero nos acercamos a una zona medio peligrosa, (lo sé por experiencia propia, ahí intentaron robarme y también lo dice la cartografia miedosa de la zona). Vemos mucha gente borracha. De pronto, un tipo se acerca exageradamente y grita algo que no entiendo, pero que es claramente ofensivo. Los tres aullan. Fora Machistas. La escena se repite unos pasos más adelante. Ahora, creo, la bardean a la flaquita. Ellos dicen puteando, FORA GOLPISTAS, FORA MACHISTAS. Creo a ella la bardean por su estilo masculino, inclasificable, a él por todo lo contrario. Semáforo. Les hablo, les pregunto si estoy bien llendo para Gloria. Yo se que estoy llendo para el lado correcto, pero necesitaba decir algo. Me dicen que sí, me dan instrucciones. Vamos juntos para el mismo lado. A medida que avanzamos siguen los insultos homofóbicos y los aullidos. Yo me callo. Me da pudor mi fora Temer, debilucho. Temo no estar a la altura de esa furia. No lo estoy. Me falta esa energía rabiosa. Hablamos, les cuento que fui a la marcha que no la encontré, blablá. Me dicen que vienen de ahí. Quedamos que me pasan las fotos. Nos hacemos amigas por face con Ursula mientras caminamos. Ya me siento menos triste. Los tres son realmente hermosxs. Me siento creo que por primera vez en la vida, una mujer grande que el piberio protege. No. Que el piberio conduce. No vieja, no cansada, no derrotada. Sino una mujer conducida por esa plebeya rabia de estxs pibes, que no necesitan que nadie les diga que el golpe es al mismo tiempo, racista, clasista y machista. Y la resistencia en las calles, contra toda opresión. FORA TEMER.